Elizabeth Hardwick: la memoria transformada

Elizabeth Hardwick: la memoria transformada

15-11-2018

A principios de los años sesenta hubo una gran huelga de impresores en Nueva York que duró cuatro meses y que impidió la salida de la prensa diaria. Fue en ese tiempo cuando Elizabeth Hardwick y su marido -el poeta Robert Lowell-, cenando con el editor de Random House Jason Epstein y su mujer, Barbara, echaron de menos el suplemento dominical que el New York Times dedicaba a los libros. Los cuatro amigos decidieron que era un buen momento para lanzar un nuevo medio dedicado a la crítica literaria donde Hardwick sería editora y escribiría toda su vida: había nacido The New York Review of Books.

Elizabeth Hardwick (Kentucky, 1916 - Nueva York, 2007) dedicó su vida a la crítica literaria: escribió sobre libros y autores, reflexionó sobre la literatura y el oficio de escritor. Y no fue nada complaciente con la propia crítica, demasiado blanda y servil en su opinión.

Le gustaba, como a Virginia Woolf, leer poesía antes de empezar a escribir en su pesada maquina, de buscar esos adjetivos que solía poner en grupos de tres. Pero sus obras -ensayos literarios, sobre todo, pero también novelas, biografías y memorias- siempre estuvieron a la sombra de los poemas de su marido. Su relación con el poeta no fue fácil: Lowell, bipolar y alcohólico, la abandonó varias veces; ironías de la vida, murió de un ataque al corazón en el taxi que lo llevaba de regreso a casa para reconciliarse con Hardwick después de abandonar a su nueva pareja: llevaba un retrato de ella entre sus brazos.

El sello Navona rescata Noches insomnes (traducción de Marta Alcaraz), un libro difícil de definir y fácil de leer. En su prólogo, Antonio Muñoz Molina dice que se puede leer «como una novela y como un volumen de poesía; como unas memorias y como una colección de escenas separadas por los espacios en blanco del tiempo” y así es: estos textos fragmentarios autobiográficos nos llevan a los clubs de jazz de las noches neoyorkinas, a hoteles de Manhattan donde se alojaba gente que “vivía como si acabaran de robarles en casa», a calles con mendigos y taxis y esquinas donde se encuentran los viejos amigos.

Para Joan Didion, Elizabeth Hardwick era «la única voz que he leído cuya percepción de lo que significa ser escritora me parece auténtica, reveladora, completamente original y a la vez sumamente reconocible». En Noches insomnes encontramos esa voz clara y poderosa, esa voz nueva que convierte en acontecimiento lo cotidiano.

 

 

Portada de «LAS CÁRCELES QUE ELEGIMOS» de DORIS LESSING (Ed. Lumen)

NOCHES INSOMNES
ELIZABETH HARDWICK
Ed. Navona
Año de edición: 2018
 

   

 

Este artículo apareció publicado el jueves 15 de noviembre de 2018 en «Artes & Letras», suplemento cultural de Heraldo de Aragón. Aquí podéis descargar el artículo en PDF.

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