La felicidad y otros lugares

La felicidad y otros lugares

26-11-2015

Jeanette Winterson (Manchester, Inglaterra, 1959) fue adoptada a los seis meses por un matrimonio extremadamente religioso. Cuando se portaba mal, su madre exclamaba: «El Demonio nos llevó a la cuna equivocada», cuestionando si habían elegido el bebé correcto. La figura materna, dominante y castigadora, marcó su vida. Cuando a los 16 años su madre descubrió que estaba enamorada de una chica, la echó de casa. Antes la llevó a un sacerdote para que le practicara un exorcismo y le lanzó una pregunta: «¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?»  Años más tarde, titularía con ella sus memorias.

En su casa, los libros estaban prohibidos. Sólo se podía leer la Biblia. Cuando su madre encontró algunas novelas que había comprado a escondidas y que guardaba bajo el colchón, las quemó en el jardín. La biblioteca pública fue el refugio que le permitió escapar del fundamentalismo familiar.

Escribir para Winterson es «una herramienta para detectar las mentiras que nos contamos a nosotros mismos sobre nosotros mismos». Publicó su primer libro a los 24 años. La novela autobiográfica Fruta prohibida ganó el Premio Whitebread y fue un éxito de crítica. Su relación con la prensa, sin embargo, no fue fácil: Winterson era la «chica terrible» de las letras inglesas, rebelde y provocadora, capaz de plantarse en casa de un periodista y pedirle explicaciones por una mala crítica de su obra.

Nunca ha ocultado su homosexualidad ni sus relaciones (una de las más sonadas fue la que mantuvo en los años 80 con Pat Kavanagh, su agente literaria y mujer de Julian Barnes). De la misma forma que a ella la literatura le salvó la vida, su obra ha ayudado a muchos jóvenes a asumir su sexualidad sin traumas.

El mundo y otros lugares (traducción de A. Palomas. Lumen, 2015. 215 páginas) contiene 17 relatos escritos entre 1986 y 1998, publicados en medios como Granta, The New Yorker, The París Review of Books, etc. Algunos de corte fantástico, otros más realistas, todos contienen pequeñas parábolas que tratan de explicar la condición humana y reflexionan sobre la identidad, la sexualidad, la naturaleza del amor y el conflicto interior como motor de vida. Echando mano de la mitología, las referencias bíblicas y los juegos donde el tiempo varía a su antojo, Winterson construye tramas en las que deja huecos y rendijas por donde se cuelan la ambigüedad y los interrogantes.

Este artículo apareció publicado el jueves 26 de noviembre de 2015 en «Artes & Letras», suplemento cultural de Heraldo de Aragón. Aquí podéis descargar el artículo en PDF.

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