Natalia Ginzburg: La esencia de la vida

Natalia Ginzburg: La esencia de la vida

30-03-2017

Para Natalia Ginzburg, ser escritor era como ser un río, un espejo que refleja todo lo que hay a su alrededor mientras fluye. Aunque tal vez se pensaría a sí misma como un arroyo, puesto que se consideraba «una escritora pequeña, muy pequeña». Escritora realista, despojada de adornos innecesarios, miraba la vida con curiosidad y con cierta melancolía. Su prosa hizo grandes los pequeños detalles cotidianos; los trabajaba como un joyero que pule un metal precioso, quitando la capa que hace invisible su belleza y haciéndolo brillar.

Natalia Ginzburg (Palermo, 1916 - Roma, 1991) formó parte del grupo de intelectuales italianos más brillante del siglo XX. Su marido, Leone Ginzburg, fundó junto a Giulio Einaudi la mítica editorial Einaudi a la que Ginzburg estuvo vinculada toda su vida como editora, traductora y escritora. Tradujo a Flaubert, a Maupassant y a Proust, con poco más de veinte años fue la primera traductora de En busca del tiempo perdido al italiano. Cesare Pavese –al que oía recitar en griego La Ilíada desde su despacho, que los visitaba en su casa envuelto en una bufanda lila y comiendo cerezas «con sabor a cielo»-, Italo Calvino, Leonardo Sciacia o Alberto Moravia eran parte de su entorno. Admiraba a autoras como Emily Dickinson, capaz de narrar el mundo entero sin salir de su habitación.

Creció en una familia laica y de izquierdas. Acompañó a su marido -judío ruso que enseñaba lenguas eslavas en la Universidad de Turín y destacado activista- en su destierro al sur de Italia dictado por las leyes raciales antisemitas de Mussolini. Tras la caída del dictador regresaron a Roma, donde editó un periódico antifascista hasta que fue detenido por la Gestapo y torturado hasta la muerte. El compromiso político de la escritora se intensificó a los 67 años, cuando ocupó un escaño en el parlamento por el Partido Comunista y defendió los derechos sociales.

La editorial Lumen celebró en 2016 el centenario de su nacimiento lanzando la Biblioteca Ginzburg, donde recupera sus títulos en nuevas ediciones prologadas por Elena Medel. Ahora llega a las librerías A propósito de las mujeres (traducción de Maria Pons Irazazábal, 110 páginas), relatos protagonizados por mujeres que sufren y que tratan de sobrellevar su existencia como pueden. Leer a Natalia Ginzburg es como mirar la vida a través de un microscopio. Leer a Natalia Ginzburg es un placer.

 

Portada de «A propósito de las mujeres» de Natalia Ginzburg

A PROPÓSITO DE LAS MUERES
GINZBURG, NATALIA
Lumen
Año de edición: 2017
Páginas:96

 

Este artículo apareció publicado el jueves 30 de marzo de 2017 en «Artes & Letras», suplemento cultural de Heraldo de Aragón. Aquí podéis descargar el artículo en PDF.

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